
Gracias a los medios de comunicación nacionales (periódicos, libros, revistas, radio y televisión)y en especial a los canales privados de televisión con mayor audiencia en el país (RCN y CARACOL) todos los colombianos y aquellos extranjeros que residen en nuestro territorio han tenido la oportunidad de “informarse” diariamente desde sus hogares o sitios de trabajo sobre lo último en avances informativos sobre acontecimientos políticos, sociales, culturales, tecnológicos y económicos que suceden en el país y en el exterior, según sus creadores, manejados de forma clara, objetiva e imparcial, sin pretensiones periodísticas o ideológicas que las sustenten o promuevan, en especial, en cuestiones políticas y sociales como lo es el conflicto armado colombiano y la actual crisis política con Ecuador y Venezuela.
Esta problemática por la que atraviesa Colombia, donde las relaciones políticas y económicas con Venezuela y Ecuador se hallan oficialmente en crisis desde el 1 de marzo del 2008, cuando las fuerzas militares colombianas incursionaron en territorio ecuatoriano y ejecutaron la operación fénix (Donde se abatió a Raúl Reyes, 17 guerrilleros, 4 estudiantes mexicanos y un ciudadano ecuatoriano en un campamento situado a 200 mt de la frontera con Ecuador), se dio inicio a una guerra mediática e informativa entre estos tres países, no sólo ceñida a sus monopolios informativos nacionales sino a las cadenas internacionales, entre quienes ejecutarían alianzas informativas para transmitir y defender políticas particulares, defender sus actos de corrupción, encubrir o maquillar sus verdaderos planes de crecimiento político, económico o militar o simplemente pedir justicia, como la demanda que presentó Ecuador ante la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CICH) contra Colombia, buscando la detención del ex ministro de defensa Juan Manuel Santos para que compadeciera por lo ocurrido durante el bombardeo ilegal. La denuncia de posturas y decisiones inadecuadas para el fortalecimiento de la unión entre países suramericanos, que realiza Ecuador y Venezuela frente a los nexos entre Colombia y EEUU, se confronta con las presuntas relaciones de políticos y funcionarios ecuatorianos y venezolanos con las FARC, como la acusación que se alza sobre el funcionario ecuatoriano Gustavo Larrea, de quien dijo el presidente Rafael Correa: "El fue el único emisario que yo envié fue para una Misión Humanitaria, pues yo no he tenido ninguna clase de emisarios para acuerdos políticos, ni de ninguna otra índole. Si alguien se presentó como emisario del presidente Correa, también las FARC fueron engañadas”. Siguiendo esta lógica contestataria y siempre sujeta a intereses de por medio, que buscan denigrar o amenazar posturas y decisiones políticas inadecuadas para sus planes de crecimiento económico o militar, además advertir como amenaza y chantaje sobre posibles irregularidades en el manejo del poder, incluyendo posibles relaciones con grupos al margen de la ley, hacen que la comunicación agrave en las masa una postura tergiversada y parcializada que previamente no les permite comprender a profundidad su problemática social. Si recordamos en este contexto lo sucedido en la guerra fría, donde EEUU y sus aliados se encarnizaron en una rivalidad ideológica contra la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) a través de intensas luchas económicas, diplomáticas y psicológicas donde pretendían expandir su modelo económico respectivo e infundar una superioridad inexistente frente al bloque adversario, podemos ver que se apoyaban en gran medida en los avances tecnológicos e instrumentos mediáticos del momento al igual que en la actualidad, como ocurre en Colombia, Ecuador y Venezuela, donde a través de canales como Telesur (Ecuador), Globovisión (Venezuela) y programas autoritaristas como Aló Presidente (Dirigido por Hugo Chávez), y noticieros al servicio del gobierno colombiano como RCN y Caracol, (canales privados pertenecientes a los empresarios Ardila Lulle y Julio Mario Santodomingo) justifican sus políticas nacionales y ocultan las falacias de sus gobiernos, a través del uso masivo de la propaganda, la radio, la televisión, el cine y la literatura; tergiversando, censurando y explotando en ellas descaradamente aspectos de la vida cotidiana de sus respectivos pueblos, con tal de manipular su ignorancia y adormecerlos en sueños nacionalistas, que faciliten la adhesión ciega a un régimen político incluso, incluían a las naciones del tercer mundo, con el fin de enfrentar y persuadir al bloque opuesto.
Así, los bloqueos económicos que tanto están afectando al comercio colombiano en la actualidad, a causa de la suspensión de las exportaciones de estos países “hermanos”, al igual que las incursiones ilegales militares que realizaron las fuerzas militares sobre territorio ecuatoriano en la operación fénix, siendo una grave violación tanto a los derechos humanos como a la soberanía nacional siguen justificándose como la lucha contra el terrorismo (En palabras del presidente Rafael Correa “personas masacradas, bombardeadas mientras dormían”) y la incursión de cinco bases militares estadounidenses en Colombia, sigue siendo lucha contra el narcotráfico cuando es un punto estratégico para potenciar el control sobre países vecinos, serán imaginarios que siempre lograrán sus intereses si la opinión pública mantiene su letargo y no supera su estado de desinformación y falta de un análisis crítico y reflexivo que le lleve a dudar de la información que se le brinda desde las clases dominantes a través de los medios de comunicación, no sólo desde la política, sino desde la publicidad, el mercado, los estereotipos de moda, los documentales y las películas que tergiversan la realidad y nos dan una vision cesgada y falsificada de lo que realmente somos, o deberíamos ser, en medio de una nación construida a partir de la ignorancia y el facilismo mental.
Esta problemática por la que atraviesa Colombia, donde las relaciones políticas y económicas con Venezuela y Ecuador se hallan oficialmente en crisis desde el 1 de marzo del 2008, cuando las fuerzas militares colombianas incursionaron en territorio ecuatoriano y ejecutaron la operación fénix (Donde se abatió a Raúl Reyes, 17 guerrilleros, 4 estudiantes mexicanos y un ciudadano ecuatoriano en un campamento situado a 200 mt de la frontera con Ecuador), se dio inicio a una guerra mediática e informativa entre estos tres países, no sólo ceñida a sus monopolios informativos nacionales sino a las cadenas internacionales, entre quienes ejecutarían alianzas informativas para transmitir y defender políticas particulares, defender sus actos de corrupción, encubrir o maquillar sus verdaderos planes de crecimiento político, económico o militar o simplemente pedir justicia, como la demanda que presentó Ecuador ante la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CICH) contra Colombia, buscando la detención del ex ministro de defensa Juan Manuel Santos para que compadeciera por lo ocurrido durante el bombardeo ilegal. La denuncia de posturas y decisiones inadecuadas para el fortalecimiento de la unión entre países suramericanos, que realiza Ecuador y Venezuela frente a los nexos entre Colombia y EEUU, se confronta con las presuntas relaciones de políticos y funcionarios ecuatorianos y venezolanos con las FARC, como la acusación que se alza sobre el funcionario ecuatoriano Gustavo Larrea, de quien dijo el presidente Rafael Correa: "El fue el único emisario que yo envié fue para una Misión Humanitaria, pues yo no he tenido ninguna clase de emisarios para acuerdos políticos, ni de ninguna otra índole. Si alguien se presentó como emisario del presidente Correa, también las FARC fueron engañadas”. Siguiendo esta lógica contestataria y siempre sujeta a intereses de por medio, que buscan denigrar o amenazar posturas y decisiones políticas inadecuadas para sus planes de crecimiento económico o militar, además advertir como amenaza y chantaje sobre posibles irregularidades en el manejo del poder, incluyendo posibles relaciones con grupos al margen de la ley, hacen que la comunicación agrave en las masa una postura tergiversada y parcializada que previamente no les permite comprender a profundidad su problemática social. Si recordamos en este contexto lo sucedido en la guerra fría, donde EEUU y sus aliados se encarnizaron en una rivalidad ideológica contra la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) a través de intensas luchas económicas, diplomáticas y psicológicas donde pretendían expandir su modelo económico respectivo e infundar una superioridad inexistente frente al bloque adversario, podemos ver que se apoyaban en gran medida en los avances tecnológicos e instrumentos mediáticos del momento al igual que en la actualidad, como ocurre en Colombia, Ecuador y Venezuela, donde a través de canales como Telesur (Ecuador), Globovisión (Venezuela) y programas autoritaristas como Aló Presidente (Dirigido por Hugo Chávez), y noticieros al servicio del gobierno colombiano como RCN y Caracol, (canales privados pertenecientes a los empresarios Ardila Lulle y Julio Mario Santodomingo) justifican sus políticas nacionales y ocultan las falacias de sus gobiernos, a través del uso masivo de la propaganda, la radio, la televisión, el cine y la literatura; tergiversando, censurando y explotando en ellas descaradamente aspectos de la vida cotidiana de sus respectivos pueblos, con tal de manipular su ignorancia y adormecerlos en sueños nacionalistas, que faciliten la adhesión ciega a un régimen político incluso, incluían a las naciones del tercer mundo, con el fin de enfrentar y persuadir al bloque opuesto.
Así, los bloqueos económicos que tanto están afectando al comercio colombiano en la actualidad, a causa de la suspensión de las exportaciones de estos países “hermanos”, al igual que las incursiones ilegales militares que realizaron las fuerzas militares sobre territorio ecuatoriano en la operación fénix, siendo una grave violación tanto a los derechos humanos como a la soberanía nacional siguen justificándose como la lucha contra el terrorismo (En palabras del presidente Rafael Correa “personas masacradas, bombardeadas mientras dormían”) y la incursión de cinco bases militares estadounidenses en Colombia, sigue siendo lucha contra el narcotráfico cuando es un punto estratégico para potenciar el control sobre países vecinos, serán imaginarios que siempre lograrán sus intereses si la opinión pública mantiene su letargo y no supera su estado de desinformación y falta de un análisis crítico y reflexivo que le lleve a dudar de la información que se le brinda desde las clases dominantes a través de los medios de comunicación, no sólo desde la política, sino desde la publicidad, el mercado, los estereotipos de moda, los documentales y las películas que tergiversan la realidad y nos dan una vision cesgada y falsificada de lo que realmente somos, o deberíamos ser, en medio de una nación construida a partir de la ignorancia y el facilismo mental.
Me parece muy importante que no pierdas de vista el trabajo que se realizó el año pasado con respecto a los medios de comunicación, además es interesante la utilización del concepto de Guerra Fría desde la utilización de los Massmedia. Te recomiendo justificar el texto y apoyarte en documentos que ratifiquen lo que expones. Lic. Esteban Morales S.
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