lunes, 24 de agosto de 2009

INDEPENDENCIA COLOMBIA: LA LUCHA DE UNA NUEVA IDENTIDAD

La independencia de nuestra cultura, nuestra historia y nuestra identidad, parecen ser una de las principales metas a partir de las cuales se ha forjado sistema de comunicación, que diariamente legitima y arraiga en la conciencia del pueblo aspectos tan enaltecidos y aparentemente propios como la multiculturalidad, la pluralidad de pensamiento, la riqueza propia de las distintas cosmovisiones, tradiciones y saberes presentes en comunidades como las indígenas y afrodescendientes, resaltando incluso a través de los medios de comunicación el derecho a la libertad y la lucha por la paz, etc. Pero realmente, ¿hemos realizado una instrospección sobre lo que llamamos realmente identidad y qué papel desempeña la independencia como mecanismo para lograrla?

Franz Fanon, reconocido ideólogo nacido en martinica a principios del siglo XX, plantea en su obra Los condenados de la tierra (publicado postmortem en 1961), el antagonismo que surge en el fenómeno de la colonización, donde el pueblo subyugado (tomado como la población tercermundista) se revela al colonizador a través de la violencia, como una verdadera lucha donde el inconformismo por la marginalidad y la desigualdad de la que son sujetos (incluyendo en particular las diferencias raciales, respaldadas en el estereotipo de progreso y perfección propios en el mundo occidental) permiten a los oprimidos superar su crisis de inseguridad e inferioridad frente a la conformación de una identidad propia, adaptando la cultura y en especial el lenguaje como armas para contrarrestar a quienes los someten. En nuestro contexto, estas palabras de Fanon nos recuerdan la sumisión ideológica y cultural (además de política y económica) de la que nos encontramos sujetos desde la época de la colonización española, momento en el cual una visión occidentalizada del mundo (en especial europea) arrasó con nuestra identidad e impuso a la fuerza las bases de nuestra actual concepción global, propiciando desconocimiento, miedo y vergüenza ante el conocimiento de nuestros orígenes y nuestra historia, introduciendo a sangre y fuego una identidad ajena, una realidad ineluctable, hoy en día de la mano con el neoliberalismo, y donde luchar por justicia, reconocimiento e igualdad, sin ser reconocido oficialmente como una necesidad del gobierno, es un acto considerado insulso y terrorista.

Según Fanon, la independencia como verdadero paso para la descolonización, no sólo debe entenderse como el cambio de un gobierno opresor extranjero a través de revueltas violentas o negociaciones pacíficas a otro donde acceda la burguesía nacional. Esta acción implica una verdadera transformación de la población (a través de una educación que no se reduzca a sólo alfabetizar) frente a aquella sumisión que nos esclaviza a otras formas de pensar, donde somos quienes sostenemos a través de nuestro trabajo y nuestras penurias el bienestar y progreso de otros países ajenos al nuestro (como ocurre en Colombia con las grandes potencias, particularmente EEUU) que a través de una cortina de humo, ocultan sus verdaderas intenciones, (como la instalación de de tropas militares instaladas en bases colombianas) donde se promete ilusoriamente solucionar problemas cuyas raíces se remontan a la época de la colonización española y se perpetúan a través del modelo económico capitalista y la falsa democracia, donde el pacifismo y la no-lucha se promulgan abiertamente a través de los medios de comunicación, como camino para paliar los actos de violencia de grupos de insurrección, pero que no son motivados con la misma intensidad para combatir y desentrañar los crímenes de estado, la impunidad política, las masacres, los nexos de políticos y paramilitares y que resultan memorables y dignos de olvido y perdón. En un país donde hay “rechazo del uso de la fuerza ante un orden basado en la fuerza”.

Jean Paul Sartre, filósofo, dramaturgo, periodista y novelista amigo de Fanon, describe en el prefacio que realiza a la obra de dicho ideólogo, que éste no pretende incitar a la población a conformar una rebelión violenta contra el estado, sin prever las consecuencias, ni ser una guía predeterminada de cómo se deben lograr los cambios que la sociedad, el pueblo necesita. Este libro solamente describe y hace manifiesta la situación por la que el mundo atraviesa, con la finalidad de generar conciencia sobre nuestra esclavitud y carencia de identidad, donde también cada nación subdesarrollada, debe liberarse de las ataduras de la cultura europea, incentivando la búsqueda de soluciones y nuevos caminos al mismo.

Finalmente, frente a esta opción de insurrección violenta y educativa que nos ofrece la obra “los condenados de la tierra” de Franz Fanon, debemos reflexionar sobre nuestro el pueblo tercermundista y su búsqueda de una identidad y un pensamiento propio, libres de las ataduras de un pensamiento occidental (particularmente europeo), si en realidad anhelamos como país constituir una nueva nación, aquellos pocos elementos culturales y tradicionales que conocemos de la historia de nuestro país sea gracias a su tergiversación y comercialización, a la explotación de una memoria ancestral y mística, propiciada por las clases altas y respaldada por el desconocimiento y deseos de del pueblo, quienes irónicamente sienten orgullo portándolas como símbolo de su patriotismo, compromiso y respeto con su país, defendiendo mas que una identidad y libertad, una imagen de sumisión y desconocimiento de si mismo.
“Por Europa, por nosotros mismos y por la humanidad, compañeros, hay que cambiar de piel, desarrollar un pensamiento nuevo, tratar de crear un hombre nuevo”

martes, 11 de agosto de 2009

GUERRA FRIA EN COLOMBIA¿MERCANTILIZACION DE LA IGNORANCIA Y DE LA INFORMACION?


Gracias a los medios de comunicación nacionales (periódicos, libros, revistas, radio y televisión)y en especial a los canales privados de televisión con mayor audiencia en el país (RCN y CARACOL) todos los colombianos y aquellos extranjeros que residen en nuestro territorio han tenido la oportunidad de “informarse” diariamente desde sus hogares o sitios de trabajo sobre lo último en avances informativos sobre acontecimientos políticos, sociales, culturales, tecnológicos y económicos que suceden en el país y en el exterior, según sus creadores, manejados de forma clara, objetiva e imparcial, sin pretensiones periodísticas o ideológicas que las sustenten o promuevan, en especial, en cuestiones políticas y sociales como lo es el conflicto armado colombiano y la actual crisis política con Ecuador y Venezuela.
Esta problemática por la que atraviesa Colombia, donde las relaciones políticas y económicas con Venezuela y Ecuador se hallan oficialmente en crisis desde el 1 de marzo del 2008, cuando las fuerzas militares colombianas incursionaron en territorio ecuatoriano y ejecutaron la operación fénix (Donde se abatió a Raúl Reyes, 17 guerrilleros, 4 estudiantes mexicanos y un ciudadano ecuatoriano en un campamento situado a 200 mt de la frontera con Ecuador), se dio inicio a una guerra mediática e informativa entre estos tres países, no sólo ceñida a sus monopolios informativos nacionales sino a las cadenas internacionales, entre quienes ejecutarían alianzas informativas para transmitir y defender políticas particulares, defender sus actos de corrupción, encubrir o maquillar sus verdaderos planes de crecimiento político, económico o militar o simplemente pedir justicia, como la demanda que presentó Ecuador ante la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CICH) contra Colombia, buscando la detención del ex ministro de defensa Juan Manuel Santos para que compadeciera por lo ocurrido durante el bombardeo ilegal. La denuncia de posturas y decisiones inadecuadas para el fortalecimiento de la unión entre países suramericanos, que realiza Ecuador y Venezuela frente a los nexos entre Colombia y EEUU, se confronta con las presuntas relaciones de políticos y funcionarios ecuatorianos y venezolanos con las FARC, como la acusación que se alza sobre el funcionario ecuatoriano Gustavo Larrea, de quien dijo el presidente Rafael Correa: "El fue el único emisario que yo envié fue para una Misión Humanitaria, pues yo no he tenido ninguna clase de emisarios para acuerdos políticos, ni de ninguna otra índole. Si alguien se presentó como emisario del presidente Correa, también las FARC fueron engañadas”. Siguiendo esta lógica contestataria y siempre sujeta a intereses de por medio, que buscan denigrar o amenazar posturas y decisiones políticas inadecuadas para sus planes de crecimiento económico o militar, además advertir como amenaza y chantaje sobre posibles irregularidades en el manejo del poder, incluyendo posibles relaciones con grupos al margen de la ley, hacen que la comunicación agrave en las masa una postura tergiversada y parcializada que previamente no les permite comprender a profundidad su problemática social. Si recordamos en este contexto lo sucedido en la guerra fría, donde EEUU y sus aliados se encarnizaron en una rivalidad ideológica contra la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) a través de intensas luchas económicas, diplomáticas y psicológicas donde pretendían expandir su modelo económico respectivo e infundar una superioridad inexistente frente al bloque adversario, podemos ver que se apoyaban en gran medida en los avances tecnológicos e instrumentos mediáticos del momento al igual que en la actualidad, como ocurre en Colombia, Ecuador y Venezuela, donde a través de canales como Telesur (Ecuador), Globovisión (Venezuela) y programas autoritaristas como Aló Presidente (Dirigido por Hugo Chávez), y noticieros al servicio del gobierno colombiano como RCN y Caracol, (canales privados pertenecientes a los empresarios Ardila Lulle y Julio Mario Santodomingo) justifican sus políticas nacionales y ocultan las falacias de sus gobiernos, a través del uso masivo de la propaganda, la radio, la televisión, el cine y la literatura; tergiversando, censurando y explotando en ellas descaradamente aspectos de la vida cotidiana de sus respectivos pueblos, con tal de manipular su ignorancia y adormecerlos en sueños nacionalistas, que faciliten la adhesión ciega a un régimen político incluso, incluían a las naciones del tercer mundo, con el fin de enfrentar y persuadir al bloque opuesto.
Así, los bloqueos económicos que tanto están afectando al comercio colombiano en la actualidad, a causa de la suspensión de las exportaciones de estos países “hermanos”, al igual que las incursiones ilegales militares que realizaron las fuerzas militares sobre territorio ecuatoriano en la operación fénix, siendo una grave violación tanto a los derechos humanos como a la soberanía nacional siguen justificándose como la lucha contra el terrorismo (En palabras del presidente Rafael Correa “personas masacradas, bombardeadas mientras dormían”) y la incursión de cinco bases militares estadounidenses en Colombia, sigue siendo lucha contra el narcotráfico cuando es un punto estratégico para potenciar el control sobre países vecinos, serán imaginarios que siempre lograrán sus intereses si la opinión pública mantiene su letargo y no supera su estado de desinformación y falta de un análisis crítico y reflexivo que le lleve a dudar de la información que se le brinda desde las clases dominantes a través de los medios de comunicación, no sólo desde la política, sino desde la publicidad, el mercado, los estereotipos de moda, los documentales y las películas que tergiversan la realidad y nos dan una vision cesgada y falsificada de lo que realmente somos, o deberíamos ser, en medio de una nación construida a partir de la ignorancia y el facilismo mental.